Una quiche es una tarta salada procedente de la cocina francesa. La receta original nació en la región de Lorena, en el noroeste de Francia. De ahí su nombre: ‘Quiche Lorraine’.

La preparación de este platillo es a base de huevos batidos y crema de leche, mezclada con verduras finamente picadas y añadiéndole alguna proteína, como jamón o tocineta. Se rellena en un molde con masa quebrada y se cocina al horno.

Las combinaciones de sabores que se pueden crear son infinitas, es un plato con el que se puede poner a volar la creatividad, no toma mucho tiempo prepararlo y a todos les encanta. Puede acompañarlo con pan picado, tostadas, o servirlo en porciones pequeñas como merienda.

Este delicioso quiche, acompañado con champiñones es una alternativa exquisita para quienes quieren darle un toque de sofisticación al clásico quiche Lorraine.

Si los champiñones o setas se hacen a la plancha con un poquito de aceite el contenido de antioxidantes seguirá siendo alto, al igual que si se hornean. Trata de no feirlos o hervirlos porque pierden sus propiedades.

Durante siglos, el hombre aprovechó cómo pudo los hongos que encontraba en los campos y bosques. Los romanos tenían setas en el menú, los mayas y aztecas las usaban con fines medicinales y mágicos, los egipcios las consideraban el alimento de los dioses. Sin embargo, no hay registros de que se cultivaran para el consumo. Esto cambió a mediados del siglo XVII cuando un productor de melón cerca de París, tropezó accidentalmente con un descubrimiento muy importante. Vertió agua utilizada para lavar las setas silvestres, sobre algunas sobras de compost gastado del cultivo de melones. Un poco más tarde, muchas setas brotaron en este lugar. Esta nueva seta ganó rápidamente el nombre de ‘champiñón de París’.

El cambio de profesión de productor de melón a productor de hongos fue una excelente idea que se popularizó rápidamente y que además fue muy rentable, así París se convirtió en el centro de la seta del mundo. Luego se descubrió que las setas se pueden cultivar en jardines, en el estiércol. Más adelante, un jardinero francés descubrió que las cuevas tienen un clima ideal para el cultivo de setas. En los alrededores de París había una gran cantidad de cuevas desiertas, lo que llevo a que fuera implementada esta nueva práctica.