Es tan habitual encontrar papas en cualquier cocina y en tantas de las comidas y recetas que se comen diariamente, que se puede llegar a preparar siempre de la misma manera, hasta llegar al aburrimiento. Pero la verdad es que la papa es un tubérculo sumamente versátil del que se puede preparar desde un caldo, pasando por una entrada o guarnición, hasta un plato fuerte.
La papa es uno de los alimentos más globales y populares en todo el mundo y uno de los más consumidos en la actualidad. Ésta se daba de forma espontánea en regiones andinas americanas, Perú, al sur de Chile y en las planicies altas de Colombia y Bolivia. Sus primeros cultivadores fueron los incas, y posteriormente llegó a México y a Virginia. No fue hasta la segunda mitad del siglo XVI cuando la patata viajó por le mundo hasta España e Italia, donde pronto empezó a ser utilizada como alimento para el ganado.
Navegantes ingleses, alemanes y franceses fueron quienes finalmente se encargaron de extender la papa por el resto de Europa, donde acabó por imponerse su cultivo en el siglo XVII. Un siglo más tarde, las crisis agrícolas y la generalización del hambre hicieron que la papa comenzara a ser consumida por los campesinos, al mismo tiempo que diferentes sociedades científicas incluían y defendían este rico alimento entre sus estudios.
Así, para el siglo XIX la papa se había convertido en el segundo alimento básico, por detrás de los cereales, tanto en América como en el continente europeo. En el siglo XX, la papa alcanzó cifras de producción de hasta los 14 millones de toneladas recolectadas en los años 60 en España. En la actualidad, la papa está incluida en numerosas dietas, donde se le considera un alimento rico, nutritivo y saludable.
Aunque la papa haya sido de origen humilde y popular, el nivel al que los chefs en todo el mundo la han llevado con sus fantásticas creaciones, le da un sitio de honor en la mesa con preparaciones como las papas rellenas de champiñones.