La panna cotta es un postre muy tradicional cuyo origen se encuentra en la región del Piamonte,  al norte de Italia y que, literalmente, significa ‘nata cocida’ o ‘crema cocida’.

Se elabora a partir de ingredientes fáciles de conseguir como leche, azúcar y crema de leche o nata. Aunque es uno de los postres más sencillos de hacer, no deja de ser uno de los postres estrella de la gastronomía italiana dado su potente sabor.

Este postre puede recordarnos al flan, pero con un sabor mucho más lácteo y una textura más gelatinosa. Tal vez el secreto mejor guardado para hacer una panna cotta sobresaliente es, precisamente, conseguir la textura y consistencia perfectas.

Se trata de una elaboración sencilla y que cualquiera podría realizar en casa, pero, como en todo, es necesario ponerle cariño para conseguir esa textura y consistencia que tanto se ha mencionado. Se puede decir que una buena textura sería aquella en la que el postre resulta sedoso, liso, uniforme y consistente, de modo que no se deshaga al más mínimo golpecito.

Hoy día, existe una amplia variedad de recetas que van desde la más clásicas hasta las más elaboradas o atrevidas o desde las más suaves y ligeras a las panna cottas más intensas y espesas, cuyo protagonista por excelencia es la crema.