El huevo es el elemento infalible en una dieta balanceada, contiene grandes vitaminas necesarias para nuestro cuerpo. Por esto, han surgido nuevas recetas para quienes no se conforman solo con freírlo.
El omelette es una solución rápida y sencilla. Además, delicioso y fácil de combinar con otros acompañantes. Se trata de una tortilla tradicional cocida por un lado y doblado sobre sí misma. Su origen exacto parece no conocerse. Existen diferentes versiones acerca de su historia, parece provenir de la antigua Persia. Aunque también es renombrada desde el tiempo de los romanos y en la gastronomía iraní. Muchos la atribuyen a los franceses y, también, es conocida como “tortilla francesa”. De hecho, su nombre proviene de la alteración de la palabra amellete, “hoja de cortar”.
El punto dependerá de cada quien pero no debe quedar demasiado seco, el toque jugoso le dará mejor sabor. Su color sobresaliente: el amarillo brillante.
El omelette de espinacas es muy nutritivo y bajo en calorías. Las espinacas son ricas en fibra, vitaminas, antioxidantes y bastante gustosas. Además, le darán un término muy especial a la tortilla, combinará perfectamente el verde con el amarillo intenso.
Por último y no menos importante, está el queso crema; cerrará con broche de oro la preparación. Sus primeros registros datan del año 8000 a.C. Gracias al imperio europeo, se dio a conocer como producto de dominio público. De ahí en adelante, se expandió alrededor del mundo. Siendo el consentido de muchos chefs, restaurantes y amas de casa. En 1815, Suiza inauguró la primera fábrica de producción de este tipo de queso.
Después de conocer sus ingredientes, pasemos a la elaboración. Una receta que no querrás perderte. ¡Buen apetito!