La carne de cerdo puede prepararse de muchas formas: asada, frita, guisada, en salsa… Aunque no lo crea su preparación resulta más sencilla de lo que parece. El lomo de cerdo es una receta cuyo ingrediente principal es la creatividad y la inventiva. El lomo de cerdo que nos venden en la carnicería tiene una capa considerable de grasa, que puede servirnos en algunas recetas de lomo asado para dar sabor, pero debe retirarse con un cuchillo filoso y, en caso de utilizarse, se le coloca por encima a la carne magra y luego se ata, cuando la carne esta cocida se retira.
Como su carne es magra, absorbe muy bien el sabor de las especies dulces o hierbas frescas, acepta de muy buen agrado el marinado en vinos frutales o aromatizados, y hace buena combinación con frutas como la manzana, el melocotón, las pasas sultanas, las ciruelas pasas, y por qué no, el tamarindo. Esta carne tiene buen gusto con adiciones sencillas.
Por su parte, el tamarindo es una fruta muy fresca y con un exquisito sabor. Las salsas de tamarindo son muy utilizadas en la gastronomía asiática y mexicana y pueden acompañar platillos de pescados, carnes y ensaladas, en este caso será la acompañante perfecta para el lomo de cerdo.
Su sabor es medianamente dulce con ligeros toques de picante en algunos casos, gracias al jengibre que es un ingrediente muy usado en casi todas sus variantes. Puede cambiar la consistencia de la salsa con simplemente alterar la cantidad de agua, así será más delgada o espesa, según el gusto de quien cocine.