La menta es una hierba aromática muy popular en la huerta, con un aroma particular y que es muy fácil de cultivar. Le aporta un sabor único a las comidas, ya sean entradas, platos principales o postres, por lo que es una excelente idea tener una maceta con menta en la cocina.

La menta, también llamada menta piperita y yerba de zapo, es una hierba comestible propia de las regiones mediterráneas –como Italia o la Provenza francesa– y de Asia central, aunque el principal productor mundial en la actualidad, sea Estados Unidos. Suele cultivarse en huertos y jardines, pero también es posible encontrarla creciendo de forma espontánea en zonas con elevada humedad.

El origen de esta planta está estrechamente ligado a la tradición europea, de hecho, hay constancia de que las civilizaciones griega y romana la utilizaban para sus baños con el objetivo de aromatizar y fortalecer el cuerpo. Además, solían añadirlas a sus platos para aromatizar y dar sabor, e incluso se utilizaban en ritos religiosos.

Esta hierba aromática es muy usada en la cocina por su sabor y su aroma característicos. Desde la época de los Romanos era empleada para los platos con verduras y carne. Se puede consumir tanto fría, como caliente. Es habitual acompañar con menta los platillos con legumbres o estofados de carne roja, papas, queso y pastas.

Por su parte, la cocción de harina en mantequilla origina una base llamada roux, esta base se suele utilizar para espesar líquidos o en la preparación de determinadas salsas. La salsa roux se conserva mucho más tiempo en la nevera que otras salsas.

Su preparación es muy sencilla, tan sólo tienes que cocer en una sartén la misma cantidad de mantequilla y de harina. Primero se funde la mantequilla y seguidamente se incorpora la harina previamente tamizada, la cocción debe realizarse a fuego lento, se mezcla bien y se amalgaman los dos ingredientes sin dejar de remover con una cuchara de madera.

Existen varias clases de salsa roux y cada clase es específica para determinadas elaboraciones. La salsa roux blanca es ideal para ligar fondos de cocción y sirve como base de algunas salsas, en la preparación se mezclan los ingredientes, pero sin dejar que la harina se tueste, o cambie de color.

Un toque ligero y lleno de frescura será el protagonista de un suculento plato de pescado con roux blanco, delicadamente sazonado y complementado con hojas de menta.