Empanadas Argentinas

Se podría escribir un pequeño libro de cocina sobre las empanadas, empanaditas, pasteles, pastelitos, etc., todas esas deliciosas variantes de la empanada, rellenas de carne, aves, pescado, mariscos y otros productos, bien al horno, bien fritas, tan populares en América Latina. Cada país cuenta con sus empanadas y rellenos favoritos, y las empanadas de Argentina y Chile son tan diferentes unas de otras como pueda uno imaginar.

Se preparan pequeñas para cócteles, y grandes para primeros platos, comidas ligeras o meriendas campestres. Son sumamente versátil es, y yo personalmente utilizo muchas veces la pasta de
un país y el relleno de otro, según mi fantasía. No intento ofrecer una selección representativa de este delicioso plato, sino únicamente hablar de aquellas empanadas que he disfrutado
haciendo y comiendo.

Recuerdo cierta ocasión en Viña del Mar, población veraniega situada en la costa chilena, sentada en la terraza de la casa de un amigo desde la que se veía el mar, al frío son invernal y tomando empanadas de locos, adquiridas en una pequeña tienda de la cercana población de Quintero, regadas por un champaña local, bastante aceptable. Locos es el nombre que se da en Chile a las enormes orejas marinas de la costa, en la que la fría corriente de Humboldt ofrece una enorme variedad y cantidad tanto de pescados como de mariscos. También probé empanadas hechas con otros rellenos, pero la que mejor recuerdo es precisamente ésta a base de locos y cebolla, y de la que he intentado ofrecer una receta aproximativa.

Para la masa, utilice la receta para las empanadas argentinas de 15 cm.con 2 cucharadas de relleno. Mezcle cantidades aproximadamente iguales de locos enlatados, cortados en trocitos, y de cebolla finamente picada. Saltee la cebolla en Color chilena (aceite con pimentón). Añada los locos, la sal, la pimienta y un poco de perejil picado. Coloque el relleno en el centro de la masa, corónelo con 2 pequeñas aceitunas negras deshuesadas y una rebanada de huevo duro.

En cuanto a las empanadas de Argentina, algunas de las cuales he degustado en las whiskerlus de Buenos Aires, su corteza era tan ligera y suave que en algunos casos tuve la sensación de que podía salir volando del plato. El relleno combinaba la carne de vacuno con las peras y los melocotones, lo que resulta verdaderamente delicioso. Recuerdo haberme llevado algunas de estas empanadas para un almuerzo al aire libre a las orillas del Río de la Plata, que se parece a un gigantesco mar plateado, y no a un río en absoluto. Posteriormente, a la otra orilla del río, en Montevideo (Uruguay), volví a probar estas empanadas en una sanwichería, que, una vez más, no respondía a su nombre, pues vendía toda clase de comidas deliciosas, aparte de bebidas.

Por supuesto, las empanadas recuerdan mucho a España, Portugal y Oriente Medio. Probablemente son originarias de esa última región, lo que parece lógico, sobre todo si se tiene en cuenta que en la misma el trigo se cultivaba ya en el año 7000 a. de C. Pero poseen numerosos y variados antecedentes. Por ejemplo, se cree que los pasteles de Oriente Medio fueron llevados a Turquía desde España o Portugal por los sefarditas hace mucho tiempo. Se parecen bastante a las empadhinas de Brasil,  primas hermanas de las empanadas. No obstante, muchas de las empanadas de América Latina incorporan ingredientes del Nuevo Mundo: patatas, tomates, pimientos, utilizando incluso el maíz para la masa, lo que las liga con las cocinas indias aborigenes

 

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