La créme brûlée es una especialidad de la repostería francesa, algo similar a la crema catalana. Se traduce como crema quemada y tiene una fina capa de azúcar tostada en su superficie que le da un punto crujiente delicioso.
Hacia 1691 aparecen las primeras menciones acerca de una crema dulce hecha a base de leche y huevos, y así, con pocas variaciones llega la créme brûlée hasta nuestros días como un placer irresistible, y además muy fácil de preparar.
En España, este postre se sirve tradicionalmente en la comida del día del padre y, bien quemada (en la superficie) o bien sin quemar (como relleno), en numerosos pasteles, cocas, con fruta o en otros postres más o menos elaborados. También ha inspirado a la variante de turrón llamada “de yema”.
A pesar del nombre y de la historia de la receta, algunos opinan que la crema es originaria de la cocina inglesa, y que hoy en día conocemos el nombre en francés debido a lo popular que es en Francia. En el Reino Unido, está asociado con el Trinity College, Cambridge, donde tradicionalmente se sirve este postre con las armas heráldicas del colegio sobre su superficie exterior impresas sobre la capa crujiente de caramelo con un hierro candente. Fue introducido en el Trinity College en el año 1879, aunque algunos otros libros de cocina reclaman un origen mucho más antiguo.
Lo cierto es que la créme brûlée es un postre que, sin importar su origen, ha sido adoptado en las cocinas de todo el mundo y forma parte del menú de innumerables familias y restaurantes.