Esta receta es ideal para los días de verano, cuando quieres preparar algo refrescante, delicioso y fuera de lo común. Sentimos que el sol nos derrite y no tenemos ganas de encender el horno o la cocina, pues he aquí la solución. La combinación de sabores te dejará atónito y querrás repetir una y otra vez. El secreto está en encontrar el aguacate perfecto, no muy verde ni maduro. En el punto exacto. De esta forma, obtendrás la textura ideal, un toque de cremosidad y buen sabor.

Este plato suele estar dentro de las opciones de los veganos e intolerantes a la lactosa, pues no lleva leche, ni queso o alguno de sus derivados. Es libre de lácteos. Un punto muy difícil de creer para algunos. Además, tampoco requiere cocción.

Procura que la manzana no sea demasiado dulce y prepárate para disfrutar de sus beneficios. Esta fruta es de las más completas que existen. Un viejo refrán dice que de comer una diaria nos alejaríamos de visitar al médico. ¿Qué hay de cierto en esta afirmación? La manzana es rica en pectina una fibra que facilita la eliminación de toxinas, vitaminas y minerales, ayuda a controlar el colesterol y el azúcar en la sangre. Por su parte, el aguacate es nutritivo, incluye más de 20 vitaminas y minerales; es rico en potasio, ácido fólico, cobre, zinc, hierro y fósforo.

Los colores de este plato suelen ser muy atractivos y a tus invitados les costará resistirse a la tentación. Anímate a prepararlo y te sorprenderás con el resultado. ¡Ya verás!