Se trata de una sopa creada en América del Sur, muchos consideran que específicamente fue en Perú. De hecho, si vas a Lima debes visitar algunos restaurantes y comparar el sazón en cada uno. Es una experiencia ideal para los comensales que visitan la zona.
Las versiones de este platillo son muy variadas: carne, pescado o camarones. Sin embargo, las más comunes son las de pollo y gallina. Esta joya gastronómica ha sido adoptada por varios países de Latinoamérica como Chile, Ecuador y Venezuela, pero cada uno, en cada ciudad o familia han ido agregando su toque personalizado.
Es muy famosa en reuniones grupales, fiestas navideñas y perfecta para aliviar resacas, gripes, problemas de digestión o calentarse del frío. Además, es la combinación perfecta de proteínas y vegetales, lo que ayudará a subir tus defensas mientras te alimenta.
El caldo debe contar con la cantidad apropiada de especias y condimentos para que adquiera buen gusto. Luego, al agregarle los demás ingredientes, obtendrá el toque final.
La leche, el queso y, en especial, las papas son elementos que no pueden faltar en su preparación. Algunos cocineros agregan maíz y crema de leche, otros prefieren no mezclar demasiado. Todo dependerá de la decisión del chef.
En definitiva, nos referimos a una mezcla de texturas, sabores y olores que atraerán a más de uno a tu mesa. Incluso es un gran incentivo para los niños poco amantes del caldo, pues el queso y la presentación final les dará un menú más atractivo.
Al momento de servirlo puedes decorarlo con hojas de laurel o cebollín en tiras. También, acompañarlo con arepitas, casabe o pan. ¡Será el toque final!