Esta es una de esas recetas que prometen hacernos felices, disfrutar de cada bocado y complacer a nuestro paladar; perfecta para salir de la rutina y darnos un buen gusto. Si eres de las personas prácticas o has dejado todo para última hora esta opción es para ti. No necesitarás demasiados ingredientes ni mucho esfuerzo.

Las chuletas de cochino vienen, por supuesto, del aprovechamiento de su carne. Se cree que su aparición inició 30 millones de años antes de Cristo. Su familia más cercana, el jabalí empezó a acercarse a las aldeas y facilitó su captura. De esta forma, inició la domesticación del animal y el consumo de su carne.

Es común escuchar que debe coserse muy  bien para evitar enfermedades. Por este motivo, y por su evidente costumbre de mantenerse en sitios fangosos, algunas culturas como los antiguos egipcios, hindúes, judíos y musulmanes no los consumen. Además, para ellos el cerdo suele tener algún significado simbólico. Por lo tanto, han descartado cualquier plato que lo contenga.

La piña es originaria de América del Sur, entre Paraguay y Argentina. Seguidamente, se expandió al resto del mundo y tuvo una gran aceptación en territorio europeo. Poseen vitaminas y minerales, son antiinflamatorias, desintoxicantes y altas en fibra; estas bondades le dan un plus a su sabor peculiar. La mezcla de dulce y agrio son el toque ideal para cualquier salsa o platillo. Es por esto que chefs de todo el mundo la han adoptado para aderezar.

La combinación con la salsa de piña es increíble y tus niños la amarán. Adorna con algunas rodajas y serás la envidia de todas tus invitadas. ¡Haz la prueba!

Consejo: Procura que las chuletas no se sequen demasiado.